¿Hacia dónde vamos genéticamente?

—Abundan los interrogantes–

Tenemos ideas claras de la apariencia física de nuestros antepasados remotos pues disponemos de representaciones precisas en esculturas, dibujos y grabados, de cómo éramos cinco mil años atrás. A pesar de la numerosas  diferencias raciales, podemos decir que, de entonces a hoy, hemos cambiado poco.   

¿Cómo luciremos en el futuro intermedio, digamos, dentro de unas veinte generaciones, hacia mediados del tercer milenio? No muy diferentes. Sabemos, eso sí, que los humanos de los próximos siglos vivirán más años y tendrán cerebros un poco más grandes.

La paleontología, el análisis científico de fuentes dispersas e inciertas, se define como el estudio de la vida de los organismos que existieron de hace unos doce milenios hacia atrás; la paleontología es la ciencia de apoyo a la prehistoria. El Homo sapiens, nuestra especie, existe desde hace unos 300 milenios; la aparición de la forma aproximada a cómo somos hoy, se completó hace unos 45 milenios.

La genética, iniciada por el biólogo checo Gregor Mendel en el siglo XIX, es el estudio de los genes como unidades básicas de la herencia, y es apoyo fundamental de la futurología en la predicción razonable de lo que podrá sucedernos como especie tomando como base los súper-abundantes datos disponibles en este tercer milenio. Sabemos bastante del pasado genético de los seres humanos, pero, a pesar de los progresos de la ciencia, abundan los signos de interrogación alrededor de su futuro.

Veamos algunas cifras anteriores comparadas con las actuales. La estatura promedia de los varones europeos de hace cuarenta mil años era 1.83 metros, promedio este estimado, y descendió a los 1.75 metros de hoy. En la misma dirección, también bajó el tamaño de los correspondientes cerebros, de 1500 a 1350 centímetros cúbicos.

La longevidad humana que, según los estudios de los fósiles, era menos de treinta años en la prehistoria, es setenta y dos años en el 2021, y será, según los estimativos actuales, setenta y seis años hacia la mitad del siglo XXI.          

Especiación genética es el proceso evolutivo mediante el cual las poblaciones aisladas geográficamente por milenios eventualmente evolucionan para convertirse en otra especie distinta. El grado actual de interconexión de la humanidad hace virtualmente imposible la aparición de una nueva especie humana… seguiremos siendo únicos, con muchas variedades de razas y linajes; nuestro más reciente e importante competidor -el hombre de Neanderthal- se extinguió hace ya treinta mil años 

Los restos más antiguos del Homo, la referencia al género humano, datan de hace 315.000 años y se estima que el Homo sapiens apareció en la escena hace unos 45.000. También sabemos que se cruzaron -nos cruzamos- con los neandertales (nuestros genes tienen alrededor de 1.8% del de ellos). Los neandertales  se extinguieron hace treinta milenios y el Homo sapiens emergió entonces como la especie dominante.

Es evidente que, estando ya habitados todos los rincones vivibles del Planeta, no aparecerán por evolución natural nuevas especies de homos. Es -sería- posible diseñarlos y construirlos  mediante la ingeniería genética… Pero las consideraciones éticas que involucrarían tales proyectos dejan tal posibilidad para la ciencia ficción… que las películas de dos horas o los libros de cuatrocientas páginas pueden crear. No obstante, los Homo Sapiens, por sí solos y como especie, seguirán adaptándose y cambiando lentamente.

A manera de ejemplo, la expectativa de vida de alguien que nació en el 2019 fue 72.6… Cifra esta que aumenta sensiblemente hacia el futuro. Sin embargo, 150 años parece el límite máximo que los académicos han juzgado razonable. Jugando con las cifras disponibles, si usted no se muere hoy, mañana su expectativa de vida habrá aumentado tres horas. No sé cómo aplican los cálculos para aquellos quienes, como en mi propio caso, su edad actual ya está por encima de la expectativa de vida actual de la humanidad… ¿Será que ya estamos dedicados a vivir puras y exclusivas horas extras regaladas por la vida? Pues en mi caso las estoy disfrutando… Y como compuso la chilena Violeta Parra e hizo célebre la argentina Mercedes Sosa, doy “Gracias a la vida… Que me ha dado tanto”.
Bogotá, octubre 22, 2021

Compartir

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *