¿Qué es meditación Vipassana?

El camino noble es un conjunto de ocho prácticas o hábitos, propuestos por el Buda, el Sabio de la India, en el siglo VI a.C., para acabar con el ‘sufrimiento’ de entonces, equivalente a la ansiedad y el estrés de la vida moderna. En lo que hoy es Sri Lanka,  todas las numerosísimas disertaciones del Sabio, cuatro siglos después de haber sido pronunciadas, memorizadas por sus fieles discípulos y repetidas por 20-25 ‘generaciones’ de monjes, fueron puestas por escrito en idioma pali, un lenguaje índico.

Vipassana, la aproximación a la meditación más reconocida, agrupa varios enfoques budistas que buscan dirigir la atención hacia nuestro mundo interior; la expresión corresponde, de manera general, a lo que se conoce como meditación de atención total.

El objetivo principal y el beneficio primario de todas las técnicas meditativas es el fortalecimiento de la capacidad de permanecer atentos a lo que estamos haciendo, sintiendo, pensando… La meditación Vipassana ´moderna‘ es la aproximación que mejor cumple este objetivo.

Las dos primeras secciones de Los Fundamentos de la atención total, la disertación más estudiada del Buda, describen los dos objetos más importantes y más sencillos sobre los cuales los meditadores buscan sostener la atención durante sus prácticas: (1) el cuerpo y, con énfasis especial, la respiración;  y (2) las señales nerviosas (sensaciones, sonidos…) Debemos resaltar, sin embargo, que la palabra ‘vipassana’, no aparece en esta disertación.

La técnica Vipassana es una contribución importante del budismo de Myanmar (antes Birmania) a la práctica meditativa. El ejercicio de entrada de esta la meditación ‘consolida’, en una sola rutina, los dos objetos -cuerpo y sensaciones- simplificando la experiencia de manera notable: El ‘cuerpo’ se limita al pequeño espacio entre el labio superior y la nariz, y las sensaciones a la muy sutil, mínima y generalmente impresión placentera que allí se experimenta.

El enfoque anterior consolida y ‘reemplaza’ los dos párrafos (bastante largos) que el Buda describe en sus Fundamentos y que, de manera supersimplificada, dicen: “(1) Cuando el meditador está respirando, el meditador está consciente de que está respirando, (2) Cuando el meditador experimenta una sensación, el meditador sabe que existe una sensación”.         

La simplicidad de este ejercicio permite al practicante experimentar la belleza y la bondad de las enseñanzas del Buda, sin necesidad de leer los largos capítulos del Canon Pali. En general, las rutinas de Vipassana logran simplificar, de manera notable, las instrucciones de meditación, que tienden a ser tediosas.

En vez de las instrucciones corrientes de las técnicas comunes de meditación -por ejemplo, “inhale lentamente”-, Vipassana enfatiza (eso sí, con insistencia mayor) la observación imparcial de lo que está sucediendo, en y dentro del cuerpo, más como ‘espectador’ que como ‘protagonista’ de lo que está ocurriendo.

El Buda dijo en su tiempo y a su manera, y así quedó registrado en el Canon Pali,“cuando hay una inhalación lenta, el meditador sabe que está inhalando lentamente; cuando ocurre una inhalación profunda, el meditador sabe que está inhalando profundamente…) 

Las narrativas de la meditación -más exactamente las descripciones de lo que está experimentando el meditador- conforman paralelamente los eventos físicos o mentales en los cuales el practicante ha de sostener su atención, permaneciendo consciente de lo que está sucediendo. En la meditación, lo importante no es la descripción de los vocablos sino la experiencia misma que el estudiante vive durante la práctica… Con mínimas definiciones y explicaciones.

De la atención permanente y la práctica continuada de Vipassana, surge el silencio mental… Cuando este aparece, la armonía interior entra sin ser llamada. Y una advertencia más: Vipassana demanda compromiso mayor. Bogotá, enero 9, 2019

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